En un remoto poblado de los Andes del Perú, un profesor de ciencia y tecnología decidió fabricar una robot que habla quechua (lengua materna de la mayoría de sus alumnos) y español para que sus estudiantes no pierdan el año escolar, debido a que las clases presenciales están suspendidas a causa de la pandemia.
En este país, de 33 millones de habitantes, solo 30% de la población tiene conexión estable a internet y grandes zonas rurales no cuentan con servicio eléctrico, por lo que muchos estudiantes no pueden seguir las clases virtuales que imparte a nivel nacional el Ministerio de Educación por radio y televisión.
¿Cómo empezó el proyecto “Kipi”?
Kipi es una robot que mide 75 centímetros de alto , cuenta con una voz dulce similar a una niña, canta en quechua y nos explica qué es el coronavirus , también define palabras como pandemia, central hidroeléctrica, entre otros. “Mi nombre es Kipi”, nos dice esta pequeña robot de ojos de linterna, cabeza de radio y cuerpo de galonera creada para complementar la educación de niños de inicial y primaria en una zona alejada de la provincia de Huancavelica en los andes peruanos.
Y es cierto, el lugar donde fue creada pertenece a los valles de lo ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una zona de conflicto debido a los remanentes del terrorismo y la presencia del narcotráfico. Pero también un lugar lleno de niños que, antes de la pandemia, se movilizaban durante horas para ir al colegio o, incluso, se mudaban con sus padres a los pueblos más grandes para poder estudiar.
Apoyo para la educación en zonas rurales
Como un complemento más dinámico, se creó el Kipi Libro, un texto de 300 páginas que ofrece material educativo, entre ejercicios, lecturas, cuentos, dibujos, en español y quechua almacenados en el software de las robots.
El Kipi Libro ha sido aprobado por la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) de Tayacaja, lo que garantiza que cumple con los estándares del currículo educativo nacional.
Kipi es un proyecto educativo que se convierte en una herramienta de enseñanza, útil y dinámica, que los profesores podrán usar como ayuda para despertar mayor interés y nuevas formas de que sus alumnos aprendan a través de la tecnología, innovación y creatividad.
Abel vive en la segunda región con más quechuahablantes del país. Allí el 65% tiene esta lengua materna, además hablan español. Y para los niños aprender en su propio idioma le da más oportunidades de mejorar.
Según Unicef, las evaluaciones nacionales (ECE) en el Perú muestran que los estudiantes de habla quechua han mejorado su comprensión lectora en ambos idiomas cuando se les enseña en su propia lengua.
El Proyecto Kipi y la implementación de nuevas robots se dieron a través del convenio que desarrollaron el profesor Walter Velásquez y la empresa eléctrica Kallpa, operadora de la Central Hidroeléctrica Cerro del Águila, ubicada en la provincia de Tayacaja.
Con una voz metálica que hace recordar a las robots de películas de los años 70, Kipi también relata cuentos y recita poemas, incluso canta en quechua.
Abel, un niño que vive en el distrito de Colcabamba, abre un libro y dice: “Hablemos en quechua”. Frente a él, está Kipi, una robot de grandes ojos azules y cuerpo plateado, que le pregunta por su nombre, por sus padres y traduce los colores del quechua al español.