“Prohibido darse por vencido” nos alienta Anaik’ Cap

Francelia Méndez, fundadora de Anaik’ Cap; nos alienta a no rendirnos y adoptar la tecnología para hacer renacer nuestro negocio o proyecto durante la pandemia.

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Portada Anaik Cap
Francelia Mendez, ha encontrado en la tecnología la manera de hacer resurgir con mas fuerzas a Anaik Cap. Fuente: Solesteview

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. –Fue cuando me enviaron la dirección, que me di cuenta del cambio, sabía que Anaik’ Cap se encontraba por el Mercado de los Ancianos; pero la aplicación del celular me enviaba en rumbo contrario, hacia Jardines del Pedregal.

Cuando llegué al destino, me recibieron en el local, la dueña y fundadora de Anaik’ Cap Artesanías: Blanca Francelia Méndez Ruiz y su joven ayudante; ambos exclamaron al unísono “Bienvenido a casa”, a lo cual respondí agradecido, sin entender muy bien el por qué de la frase.

Al parecer doña Francelia pudo entrever mi confusión, pues rápidamente me aclaró, Anaik’ Cap, significa en tseltal: “Bienvenido a casa”, es una frase que nos gusta decir a quien nos visita.

Amor por las artesanías, amor por ayudar

La historia de Anaik’ Cap, inicia en la Casa de las Artesanías; ─Trabajaba ahí ─me explica doña Francelia─, pero yo no era el enlace con los artesanos; hasta que un día me pidieron apoyo para recibir mercancía.

─Fue la primera vez que noté la realidad de un maestro artesano, de una treintena de textiles que ofreció, solo seleccionamos un par; no necesitábamos más producto y el maestro se fue muy triste, pues había gastado para bajar desde su comunidad y regresaba con poco dinero.

─A partir de ahí, empecé a ahorrar, cada que llegaban los artesanos y que les quedaban muchas mercancías, yo les compraba algunas piezas y las traía para mi casa, pronto me enamoré de las artesanías.

─Ocurrió en una reunión con los artesanos, cuando me comentaron que buscaban quien les ayudara a vender sus productos, “Yo podría hacer eso” ─mueve la cabeza en negativa y continua─; no sé por qué lo dije; si era por ayudar, por el amor a las artesanías o porque realmente quería hacerlo, pero hasta ese momento no había vendido nada, y ellos me tomaron la palabra.

─Pronto me buscaron para seguir con el proyecto, al principio tenía muchas dudas y les daba largas, pero finalmente me animé; renuncié a mi trabajo, contacté a los artesanos, abrí el local e inicié a recorrer con ellos este camino en el que llevamos ya seis años.

Francelia Anaik Cap
En uno de los laterales del local, es posible distinguir diversos atavíos de todas partes de Chiapas. Fuente: Solesteview

Artesanía equitativa

Mientras recorremos el local, me explica la variedad de textiles con las que cuenta, y es como recorrer el estado en apenas 5 metros cuadrados.

Si hablamos de su origen, hay desde la zona altos hasta la frailesca; Zinacantan, Chenalho, Pantelho, Bochil, San Andrés Duraznal, Chiapa de corzo, Venustiano Carranza, Larrainzar, entre otros.

Si nos enfocamos en su hechura, podemos encontrar de telar de cintura, telar de pedal y brocados; entre los modelos, hay chazarillas, camisas, guayaberas, blusas, vestidos, rebozos, mandiles para cocinas y chef, sombreros, bolsos, carteras, monederos, cubrebocas etc.

En pequeños muebles destacan otros elementos como café, joyería con ámbar o con piedras preciosas, accesorios con hilo y pedrería, así como ornamentos de madera y laca.

Dos cosas importantes a destacar son, que los productos pueden ser solicitados a medida y gusto del cliente; y que el sistema de precios es en mutuo acuerdo entre el artesano y doña Francelia, beneficiando así a ambas partes.

La tecnología para renacer

─Fue por el Covid ─me respondie doña Francelia, cuándo pregunto la razón del cambio de domicilio, era una respuesta que ya esperaba; a nivel nacional, 8 de cada 10 MiPymes, tuvieron que implementar cambios para sobrevivir a la pandemia.

─Estuve por varios años en un local cercano al mercado de los ancianos, le tenía mucho cariño ─suspira─, era un espacio en donde me encontraban fácilmente, hasta quienes no me conocían; el día en que bajé por última vez las cortinas metálicas, me prometí que volvería, ahora no sé si cumpla esa promesa.

─Pero no todo ha sido malo ─interrumpe sus propios pensamientos─, respetamos el período de cuarentena, pero cuando se dio la oportunidad de volver a vender, decidí que la mejor formar era adaptándome a las nuevas tecnologías.

─Fue un cambio acelerado ─me muestra su celular─, gracias a mis hijos y a mi determinación de aprender, pronto entendí como formar mi tienda en línea, a través de Facebook; tomar fotografías, establecer precios y acordar los envíos.

No interrumpo a doña Francelia, pero es ejemplo de la investigación realizada por el INEGI, en la “Encuesta ECOVID-IE”; en el que aseguran que el 49.1% de las microempresas y el 46.1% de las PyMES tuvieron que acelerar su adopción a las ventas en línea.

─Eso sí, aunque tenía mi tienda en línea, quería seguir teniendo mi tienda física, adaptamos una parte de mi casa para poder recibir a los artesanos y a los clientes, además de que hacemos transmisiones en vivo para dar a conocer promociones o rematar productos.

Prohibido rendirse

Concluye su narración con una frase, ─“Tenía prohibido darme por vencida, tengo mucho por hacer, y muchas personas a las que ayudar”.

Puedes visitar Anaik’ Cap y sentirte como en casa, en el Fraccionamiento Jardines del Pedregal, Av. Selenita 151; al nororiente de la entidad tuxtleca, o contactarte con ellos en su Whatsapp 9612358681; o en su fanpage de Facebook.

Francelia 2 Anaik Cap
No podía rendirse, por eso organizó su local como lo tenía antes y aprendió a usar las redes para vender. Fuente: Solesteview

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