Sorpresivamente en México, el consumo de refrescos ha descendido en favor del agua, esto, de acuerdo a diferentes datos estadísticos, proporcionados por el INEGI, Statista, Euromonitor y El Finanicero.
Consumiendo menos refresco
De acuerdo a los datos, de 2012 a 2022, la preferencia por el agua embotellada, natural o saborizada; ha sido del 50%, aproximadamente un consumo de 207 a 310 litros anuales y por persona; lo que nos posiciona como el cuarto consumidor mundial de agua embotellada, solo por detrás de Estados Unidos, China y Alemania.
En el caso del refresco, su consumo ha decaído un 8.6%, una cantidad porcentual que calcularía, que cada mexicano ha pasado de consumir al año 112.4 litros de refresco, a 102.7 litros.
La pandemia factor importante
Aunque se esperaba, que fueron las campañas en pro de la salud, las que mejoraran el consumo del agua y otro tipo de bebidas; ha sido la propia pandemia, la que además de disminuir su consumo en eventos presenciales, ha llevado a los mexicanos a buscar opciones más saludables.
Por ejemplo, en 2020 los refrescos sufrieron un descenso de 1 por ciento anual, aunque para 2021, parecía haberse recuperado hasta el 2 por ciento anual; en contrapartida, las aguas no carbonatadas aumentaron su consumo hasta el 17.2 por ciento anual.
Otras voces, señalan que no eso cuestión de la pandemia, sino también de la inflación y la economía en general; al parecer a los mexicanos, el alza de precios está limitando su consumo; razón por la que vemos tanta variedad de presentaciones.
Cuestión generacional
Para algunos expertos, el cambio en el consumo de un producto a otro, no se trata de una cuestión de eventos puntuales; sino de perspectiva generacional, desde el 2014, el agua y sus presentaciones no carbonatadas han remontado por su preferencia calórica.
En el caso de las mentes más jóvenes, los refrescos no resultan tan atractivos; razón por la que las refrescares han impulsado sus versiones light o sin azúcar, intentando reducir cada vez más, las calorías.
Si bien no estamos, ante el fin del consumo de las aguas carbonatadas, nos encontramos presenciado un largo proceso de cambio; en el paradigma del contenido y consumo de refrescos.
