Seguir el corazón para emprender

Gina Vega, es una diseñadora textil, fundadora de las marcas Nucú, Ámate y Gina Vega Bordados, nos explica como seguir el corazón para emprender.

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Gina Vega Aguilar, es una emprendedora chiapaneca, diseñadora textil y fundadora de las marcas Nucú, Ámate y Gina Vega Bordados; cada uno de estos emprendimientos nacidos en momentos de crisis.

La historia de Gina Vega, es una narración en cuesta arriba, sus tres emprendimientos nacieron en momentos de crisis personales; en situaciones donde cualquier otra persona se quebraría, Gina emergió con más fuerza y con una sonrisa para mostrarle a la vida.

Cuando le pregunto a Gina Vega, sobre el origen de su emprendimiento, ella me esboza una sonrisa, y de manera honesta me responde -Nunca me habían entrevistado sobre este tema, me han realizado varias preguntas, pero nadie me había preguntado por el origen de mi emprendimiento y es un tema que verdaderamente me agrada-.

Los primeros pasos

Me parece que la influencia viene de mi familia; de mis padres, mis tíos y mis abuelos, nunca vi que trabajaran para nadie, más que para ellos mismos;  aunque fueran negocios pequeños, ellos eran felices porque hacían lo que les gustaba.

Durante mi niñez, mi madre solía decirme, «haz lo que te gusta, haz lo que tu amas; no vivas los sueños de otras personas»; desde pequeña me sentí un alma libre, pues ella me recalcaba: «no vivas los sueños de otras personas, no importa si a ellos no les gusta lo que haces, tu sigue haciendo lo que amas».

En mi infancia, mi padre, tenía una mercería llamada San Marcos, en el centro de Tuxtla Gutiérrez, y en la temporada alta, me gustaba llegar a ayudar, a cortar hilos, telas, y atender clientes; eso marcaría el rumbo que seguiría más adelante, al igual que mi amor por el arte.

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Seguir el corazón

En mi etapa formativa, logré estudiar Diseño de Modas en Ciudad de México; más tarde decidí que el modelo tradicional de educación, no era para mí, prefería pasar largas horas estudiando por mi cuenta y buscando cursos que me ayudaran en lo que necesitaba.

Inmediatamente me puse a trabajar, elaborando diferentes tipos de trajes y vestidos; y pronto se me presentó la oportunidad de participar en pasarelas en la Ciudad de México, pero fue un mundo que no me gustó; no me sentía «yo» del todo.

Me regresé a Tuxtla Gutiérrez para estar con mi familia unos meses, más me embaracé y decidí quedarme en mi ciudad de origen; con la próxima llegada del bebe, decidí con mi pareja volver a emprender, creamos una marca a la que denominamos: Studio Libelula.

Al año, ya teníamos siete diseñadores trabajando con nosotros; me quedó el aprendizaje, de «si algo no te sale bien, no te asustes, es un aprendizaje con un costo mínimo; pudiste gastar más o trabajar en algo que no te agrada».

«Es mejor seguir a tu corazón y hacer lo que nos gusta, para ser felices; pues la vida es muy corta»

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La incertidumbre

Un día salí con mis hijos y un compañero, para hacer un mandado; cuando de pronto nos detuvieron unas personas que se presentaron como policías, fue difícil; en la mañana estaba con mi familia y en la tarde me habían ingresado al Amate; por un crimen que no cometí.

▶ Entérate de todas las enseñanzas de Gina Vega, en su entrevista completa:

 

 

 

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