No dejar morir el legado de la marimba, Taller de Marimbas Altamirano

La familia Altamirano, nos exhorta a no dejar morir el legado de la marimba, del músico Andrés Altamirano; y conocer el Taller de Marimba Altamirano.

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Tres generaciones trabajan por el legado de la marimba. De izquierda a derecha, Doña Carmen León, viuda de Altamirano; Paul Altamirano y Norma Altamirano.Fuente: Solesteview

Al perderte por las calles de Tuxtla Gutiérrez, puedes encontrar al oriente, a unas cuadras de la zona centro, el legado de la marimba de la familia Altamirano.

Dentro, te recibirán doña Carmen de León, viuda de Altamirano, cofundadora y matriarca del Taller de Marimba Altamirano; en un escritorio, Norma Altamirano, administradora del Taller; y hacia el fondo, en la sección del taller, Paul Altamirano, fabricante de marimbas de la técnica Altamirano.

Los Altamirano, trabajan en conjunto diariamente para que en estos tiempos de incertidumbre; el Taller se mantenga a flote, y el legado del músico, Andrés Altamirano, no se pierda en el olvido.

Chiapaneco de corazón

Andrés Altamirano Varela, llegó desde Puebla a nuestro estado, como maestro del programa de Misiones Culturales; inmediatamente lo trasladaron a Ocosingo, en donde enseñaría música a quien sería el amor de su vida: la Sra. Carmen León.

-Trabajaba en las oficinas del juzgado, y mi escritorio tenía vista a la calle; al principio el maestro buscaba pretextos para saludarme, más pronto comenzamos a conocernos mejor y enamorarnos-. Nos narra con añoro doña Carmelita.

Ya casados, viajaron por todo Chiapas, compartiendo el conocimiento de la música; pero al llegar las primeras hijas, decidieron que era hora de asentarse; el amor por la entidad era tal, que decidieron empezar a formar su vida en el corazón de nuestro estado.

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En una de las hojas del libro Diccionario de Chiapas, en donde aparecen personajes ilustres del estado, podemos encontrar a Andrés Altamirano Varela. Fuente: Solesteview.

El legado de un músico

Fue por consejos del Sr. Gobernador Juan Sabines, que en 1980, Andrés Altamirano fundó su propio taller de instrumentos musicales; bajo el lema: «Una vida para la música, por la música»; en el taller se elaboraban y reparaban guitarras, mandolinas, contrabajos, violines, y violonchelos.

Más tarde, el Gobernador Patrocinio González, le encomendó al maestro, la construcción de marimbas para repartir a los músicos del estado; instrumento que ganó su corazón y que consideraría como el legado de la marimba, a los chiapanecos.

Cita Andrés Altamirano

En su etapa más prolífica, don Altamirano, tallaba esculturas en madera y perfeccionaba la construcción de sus instrumentos musicales; además de legarnos: «la Valerina»; instrumento que lleva su apellido y que combina las bondades de la marimba, la guitarra y el arpa.

La recepción de «la Varelina» en el estado fue buena, tanto que se presentó en estados como: Veracruz, Puebla, México; y en países extranjeros como: Francia y Estados Unidos.

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En la parte superior de la entrada principal, podemos encontrar exhibidas a las «Varelinas»; parte del legado del maestro Altamirano Varela. Fuente: Solesteview.

El legado de la marimba

Tras el deceso del maestro Altamirano, Doña Carmelita decidió hacer a un lado su propio emprendimiento, una boutique de ropa y accesorios; y tomar las riendas del taller; su corazón le decía, que no debía dejar morir el legado de la marimba de su esposo.

-En los primeros años, era común que vinieran personas a saludar a mi esposo; más se encontraban con la noticia de su fallecimiento; siempre se quedaban a platicar, para recordarlo, las personas le querían mucho-. Expresa con suspiros, doña Carmelita.

Una decena de años después, fue necesario el apoyo de la familia; el interés del público, de las instituciones y las ventas de la marimba iban en descenso; por lo que Norma Altamirano, hija del matrimonio, tomó lo batuta del taller; más una situación de salud le impidió concretar todas las reformas que había planeado.

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Paul Altamirano, nos muestra los conos amplificadores o tubos de resonancia; parte de una de las marimbas que se encuentran en construcción. Fuente Solesteview.

No dejar morir un legado

Ha sido la pandemia, quien ha puesto al Taller de Marimba Altamirano en una situación crítica; las ventas y reparaciones se desplomaron con la cuarentena; y aunque los nietos Jonathan y Adrián Altamirano, han llevado el negocio al terreno digital; para los Altamirano se ha vuelto una lucha diaria.

En el recinto, se escucha serrar a Paul Altamirano, hijo de doña Norma y último fabricante de marimbas en el taller; aprendió el oficio de su abuelo; y aunque se había dedicado al estudio zootecnista, la determinación de su familia lo llevó a apoyar en el taller.

 -Lo llevo en las venas-, me comenta, mientras va de un extremo a otro, realizando restauraciones a marimbas de construcción centenaria; o dando continuidad a los proyectos que se estancaron en el taller.

Doña Carmelita y Doña Norma, limpian y acomodan los instrumentos que decoran la entrada; esperando a los clientes que buscan insumos o elementos de reparación; no pierden la fe, que como antaño, alguien llegará a comprar una Marimba Altamirano.

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En uno de los laterales del taller, podemos encontrar una pequeña marimba didáctica y funcional. Fuente Solesteview.

Si deseas adquirir material para tu marimba; reparar o restaurar un instrumento musical; o conocer la historia y legado de esta familia; puedes visitarlos en el Centro de Tuxtla Gutiérrez; 3ra Oriente; entre 4ta y 3ra Norte, #419 de 7:00 de la mañana a 6:00 de la tarde.

De igual forma, puedes visitarlos en su página de facebook: Marimbas Altamirano.

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