En las calles de un Tuxtla Gutiérrez aún cubierto con frondosos árboles, se hallaba un personaje que poco a poco iba dejando rastro: un Tuxtlanauta cuya huella tenía que ver con un talento especial.

Con el seudónimo de Hugo Huitzi, proveniente del dios sol Azteca Huitzilopochtli, amante de la cultura mexicana, ha creado un estilo único mediante el que el arte cuenta su propia historia.

Proveniente de la ciudad de México, Hugo Huitzi se ha posicionado como uno de los artistas más reconocidos del sureste del país. Con su estilo y carisma ha demostrado que a través de un lenguaje personal se puede lograr un sinfín de resultados.

Influenciado por el mundo punk y por los cómics, metido en un éxodo que no termina, se envolvió en los colores y formas para dar paso a un futuro inesperado.

Siendo un infante deambulador, no sabía qué haría en el futuro, aunque tenía una noción escondida de lo que deseaba ser.

Y cuenta de esta manera lo que sentía:

Hay algo dentro de ti, que fuiste diseñado para eso; no me veo en una oficina, yo tenía que ser esto.

Pero el camino no estaba claro en su totalidad. Sólo el tiempo sería el juez de su porvenir. En la época de secundaria fue donde empezó a crecer más ese gusto por el dibujo; el movimiento punk fue prólogo para dar pie a su andar por el arte, atraído por los gráficos, colores y formas. El consumo de esto se convirtió en un alimento para su ser. Hugo despertaba la inspiración para ser su propia versión del mundo.

A la edad de 18 años, Hugo se retiró del camino de la escuela, al no sentirse identificado con ese mundo, pero con el interés por aprender arte decide entrar a la Facultad de Artes Visuales de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), que en ese entonces no impartía carrera sino talleres. Para Hugo era como su casa: con jornadas de 12 horas pasaba todo el día, simulando el viejo dicho, “me siento como un niño en una dulcería”. A tal grado era su compromiso, que los encargados decidieron confiarle las llaves para que él pudiera abrir las puertas, para que aprendiera diversas técnicas como grabado, serigrafía y pintura. Entonces empezó a expresar su propio lenguaje a través del medio gráfico.

El amor a los stickers llevó a Hugo Huitzi a crear sus propias versiones. Con mochila en mano, comida y agua, empezó su viaje por la ciudad. En cada parada, poste, pared había un pedazo de su arte, donde el tuxtlanauta ya estaba causando ruido en la ciudad. Todo eso lo llevó a descubrir un mundo subterráneo del arte en Tuxtla Gutiérrez, y empezó a ser reconocido en la calle por personas que admiraban su trabajo.

¿Entonces, qué seguía para Hugo?

La vida lo puso en el país de Austria, gracias a una beca. Navegando en el Rin, fue donde conoció el amor al grafiti: los kilómetros de mural acompañan el agua, el arte como parte de la ciudad. A partir de ese primer amor, decidió emprender su propia versión del arte en aerosol.

Después de tres meses en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, aprovechando el terreno virgen de la urbe, donde el lienzo era la ciudad, empezó a expresar sus ideas, su propio lenguaje, siendo Freddy Muñoz, mejor conocido como El Sekta, un reconocido artista del grafiti, su tutor. Hugo llenaba las paredes de personajes, colores, texturas, esténciles, formas, que en ese tiempo no era común ver; empezó a crear un nuevo estilo.

Otro pilar importante de Hugo es la serigrafía. Su inicio en este mundo viene de su propio interés por experimentar cosas nuevas, siempre deseoso de crear más cosas. Hugo junto con su hermana que era especialista en mercado, decidió innovar el mundo de la serigrafía con diseños únicos, colores y texturas que era impensable crear y menos plasmar en una playera. Fue un detonante: miles de grupos escolares querían una playera de Hugo, desde universidades, preparatorias y secundarias. Todo ese boom tuvo como resultado la creación de la casa azul, un lugar que se convertiría en su taller de trabajo, una galería, un rincón donde artistas podían sentirse en casa.

La casa azul poco a poco se convirtió en un lugar donde el arte era el alma del lugar. Hugo convirtió esta casa en un centro donde la gente podía llegar a convivir y conocerse más; ha creado eventos de intercambios de stickers con la participación de artistas que son referentes importantes en Chiapas y en México.

Hugo Huitzi ha creado un estilo de arte, de acuerdo con sus experiencias. Su trabajo ha sido visto en diferentes partes de México y en países como España, donde ha dejado su huella. Tiene más planes a futuro. Su deseo es aprender negocios o finanzas. Dice que ese es parte de su viaje como Tuxtlanauta.

 

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí