Es una oportunidad.
Las diversas preocupaciones que nos hemos puesto a cargar de pronto comienzan a desvanecerse, porque el mundo se está cerrando.
Si, ese mundo global del que tanto hablamos de tecnología, inteligencia artificial, comunicaciones se detiene poco a poco y esas preocupaciones mentales desaparecen, para ir dejando fuertemente una: Sobrevivir aisladamente.
Vemos a nuestro alrededor y vemos a nuestros proyectos, planes, actividades, compromisos y sobretodo que nuestras prisas, se detienen cómo una película, dejando vacíos que no sabemos llenar. A caso todo era imaginario, todo era apariencias?
Nuestras etiquetas no nos hacen inmunes, ser jefe, profesionista, dueño, rico o lo que agregues. Nuestros bienes, dinero, coches o ropa de igual manera no influyen, porque el contagio es por igual.
Entonces podemos apreciar que toda nuestra vida está llena de apariencias y es nuestra mente la que le da atributos a las etiquetas y bienes, pero al final del día parecen no tenerlo.
Y en esta crisis, hoy es tiempo de despertar, de vivir nuestra casa, de ver las bondades familiares, de leer, de jugar, pero muy importante de pensar y actuar por los demás, porque muchos no tienen provisiones básicas para soportar este apagón social y económico.
Es tiempo de ser solidario, de compartir lo que se tiene, de informar responsablemente, es la oportunidad de comenzar de nuevo, de ver qué la vida es pasajera y que por tanto el enojo, el odio el orgullo y el ego, no deben tener cabida nuevamente. Al apagarse todo, nos daremos cuenta que esas manifestaciones mentales -odio y orgullo- no nos sirven.
Es la oportunidad de replantear un nuevo amanecer, donde seamos capaces de ver y comprender a los demás como seres que sienten, a los que debemos ayudar o por lo menos no estorbar para que todas y todos vivamos mejor.
Es tiempo.
Es una oportunidad.
Nadie lo hará por ti ️