Tras lo sucedido en la reciente pandemia por COVID-19, la startup canadiense Cobionix Robotics; en colaboración con investigadores de la Universidad Pública de Waterloo, han desarrollado a Cobi; un robot capaz de suministrar vacunas o inyecciones, sin necesidad de que la presencia de personal médico.
Cobionix Robotics
Cobionix, nació en 2019, cuando los investigadores Tim Lasswell, Director del área Médica y Nima Zamani, Director del área Tecnológica; se unieron durante sus estudios de maestría en ingeniería robótica, para ofrecer productos basados en tecnologías limpias y la industria de la hospitalidad.
Lasswell y Zamani, decidieron entonces crear un brazo robótico, que podría atender a aquellos pacientes, que presentaban síndrome vasovagal, a la hora de interactuar con las inyecciones; en otras palabras, para aquellos que tienen miedo a las agujas o jeringas.
La propuesta del robot que inyectaba sin agujas, fue integrada a Velocity, la incubadora de la Universidad de Waterloo; que acerca inventos nacidos en la academia, a diferentes instituciones médicas; más pronto, cambiaron de dirección, cuando la pandemia se hizo presente.
Cobi el robot
Al observar que el personal médico, era el más vulnerable al momento de interactuar con los pacientes; decidieron que el invento debía tener mayor autonomía, permitiendo que el personal sanitario, lo operara de manera remota y programada.
De esta manera nació Cobi, con movilidad en ruedas, cámaras integradas, sensores LIDAR, un brazo robótico y una pantalla táctil; con todos estos aditamentos, doctores y enfermeros pueden instruir a Cobi, de proceder a realizar una vacuna, o ingresar a un espacio, para vacunar a los pacientes presentes en el área determinada.
Vacunas sin médico y sin agujas
Basta con que el personal médico, se identifique con sus credenciales, programe las instrucciones; y el robot buscará al paciente, le escaneará y creará un mapa 3d, para elegir el área a inyectar e iniciar el proceso de vacunación.
El autómata, proporcionará al paciente un algodón con alcohol para limpiar el área a vacunar; mientras que de su interior, el brazo robótico sustraerá una capsula monodosis, de la cual se disparará la dosis líquida, con la suficiente fuerza para perforar la piel del paciente e ingresar en su organismo; en un área menor al grosor de un pelo y con una sensación de pinchazo no mayor a un segundo.
Finalizado el proceso, el robot colocará el cartucho vacío en un espacio para deposiciones, así como el algodón con alcohol, que el paciente aplicará una última vez en el área. Concluido el proceso, el autómata dará por terminada su tarea, retornando al personal médico o continuando con el siguiente paciente.
El futuro de las vacunas
Aunque Cobi ha superado de manera exitosa las pruebas del equipo, se espera que en los siguientes meses cumpla con otros requisitos, que le permitan pasar a la etapa de fabricación.
Para Lasswell y Zamani, su invención ha sido creada para: «proteger a los trabajadores de la salud, reducir los costos de la atención médica, reducir los insumos utilizados en el proceso de vacunación, así como mejorar la velocidad de atención de los pacientes».
Se espera que en los siguientes dos años, Cobi ya opere en hospitales y cuente con mayores actualizaciones; de igual forma en este lapso, se asume, reducirá sus costes de producción, volviéndolo accesible para casi todos los hospitales. Sus creados sueñan, que en un futuro, este se pueda llevar a comunidades lejanas y mejorar la salud de las personas.