Que la esperanza nunca muera.

Cuando los olvidados son los vulnerables.

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Que la esperanza nunca muera/ SolesteView/ Diseño Jhony Galván

La Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica del 2019, dice que en México el 12 por ciento de la población es mayor de 60 años, es decir, más de 15 millones de mexicanos. Proyecciones del Consejo Nacional de Población, estiman que en el 2050 esta población será del 30 por ciento, una proyección de 40 millones de mexicanos. Con una esperanza de vida de 85 años.

En la Contingencia se ha priorizado la atención a esta población adulta, toda vez que diversos datos y estudios demuestran que es una población vulnerable al virus.

Sin embargo, aún con toda la campaña de aislamiento, aún se encuentran muchas y muchos de ellos en las calles o continúan trabajando a excepción de los que pertenecen a la burocracia

Un estudio realizado por la UNAM estimaba que el 45 por ciento de los adultos mayores vive en pobreza y que el 30 por ciento sufre violencia física, psicológica, económica o abandono.

Estos datos aplicados a Chiapas pueden orientar, por qué muchos adultos mayores aún se mantienen en actividad, es decir, si a la estimación de 500 mil chiapanecos mayores de 60 años le agregamos que el 50 por ciento está en pobreza, quiere decir que 250 mil personas pasarán días difíciles y si solo el 20 por ciento fuera maltratado, cien mil de ellos son extremadamente vulnerables por la condición biopsicosocial en que viven.

Si bien, desde hace más de 15 años existen políticas públicas asistencialistas para esta población, que sin duda han apoyado a recuperar su dignidad, debería preguntarse: ¿En la condición de hijo o nieto que se ha hecho por ellos? ¿Qué han aportado las organizaciones, empresas o líderes a esta población para su buen vivir?

Entre los diversos males de la contingencia saltan algunas oportunidades sociales y una sin duda es que los adultos mayores, los padres o los abuelos comienzan a ser visibles. Algunos seguramente se irán, pero otros y ojalá muchos de ellos se quedarán para continuar. Ahí precisamente, es donde nace la magia de un nuevo aprendizaje para estas generaciones.

La contingencia pasará, de igual manera la pandemia. Este y otros aprendizajes se deben utilizar para que siempre con COVID o sin COVID se le brinde atención y respeto a todos los adultos mayores.

Lo que se haga hoy por ellos, se vivirá mañana con todos.

Nadie lo hará por ti ☝️

 

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