Ha corrido tanto la voz que el peleador Manuel de Jesús “Peco” Santeliz partirá hacia Escocia para competir, al grado que en Pichucalco no pocas personas empiezan a creer en la posibilidad de que este pueblo del sur de México tenga este año un campeón mundial de Taekwon-Do. Un periodista de la zona dice que se trata de un joven peleador disciplinado que a su corta edad ha sabido ganarse el reconocimiento de la gente y su lugar en las justas deportivas en las que ha participado. Así fue como se ganó la invitación al Campeonato Mundial de Taekwon-Do Escocia 2019, organizado por la Federación Internacional de Taekwon-DO (ITF-México), para formar parte de la delegación que representará a México en ese país del Reino Unido.

Campeón Panamericano del Savate 2019, una disciplina también conocida como Kickboxing francés, esta mañana de agosto Manuel de Jesús Santeliz está por concluir la primera ronda de entrenamientos. Su padre Manuel Santeliz, profesor de artes marciales, quien desde hace 23 años mantiene abierta una escuela en el pueblo que se ubica en el norte de Chiapas, lo observa, con aura de maestro inflexible. En el cuadro, Manuel de Jesús y su sparring Jaime, también campeón pero en Sambo, intercambian golpes. El profesor dice que Manuel de Jesús tiene tres rondas de entrenamientos al día: una para acondicionamiento físico,  otra para cuestiones tácticas y tercera de combates.

La escuela del profesor Santeliz se ubica en la parte alta de la casa de sus padres, en el Fraccionamiento San Ángel, calle San Gabriel 4. Es una amplia sala delimitada en dos de sus laterales por un pretil que deja entre la pared un pasillo desde donde se pueden observar los entrenamientos y también los premios obtenidos por padre e hijo en las artes marciales. Hay una vitrina atestada de trofeos y medallas. El profesor saca las medallas recientes de su hijo. Manuel de Jesús es también Campeón del abierto mexicano internacional de Taekwon-Do ITF 2019. Además del llamado a pelear en Escocia, es también seleccionado nacional del World Karate & Kickboxing Commission (WKC) para el Mundial en Niágara, pero no irá por falta de recursos.

La prometedora trayectoria de Manuel de Jesús tiene relación directa con la historia de su padre. Alto, ancho de hombros, afable, Manuel Santeliz nació en 1976 en Tapachula, en el extremo sur de Chiapas. Por asuntos de trabajo, sus padres fincaron su residencia en Pichucalco cuando él contaba cinco o seis años. Con estudios profesionales en Derecho y Psicología educativa, inició sus entrenamientos en Taekwon-Do cuando tenía 12 años. En agosto de 1996 obtuvo la Cinta Negra. Ahora es 6º Dan, primer Dan en Hapkido y también tiene el grado de instructor de Whushu, arte marcial chino. En su escuela, donde se han formado cientos de mujeres y hombres, como las peleadoras Niebla Recinos y Mayumi García, quienes han representado a Chiapas dentro y fuera del país, se enseña Kickboxing, Kudo, Jiu jitsu, Sambo, Savate, Sanda, Muay Thai, Whushu, Full Contac y Taekwon-Do.

Manuel de Jesús nació en 2000 en un pueblo que se llama Tectuapán, cerca de Pichucalco. Y fue de manera accidental como inició en las competencias. En esta parte, su padre y él, quien ya ha concluido la ronda de entrenamiento sobre cuestiones tácticas con su amigo Jaime, se ríen. Recuerda Manuel Santeliz que en una competencia que hubo en el pueblo, cuando su hijo contaba unos tres años, alguien inscribió al niño a las peleas, aprovechando que su padre estaba distraído viendo lo de la organización del evento. De repente, al observar la gráfica Manuel Santeliz notó que su hijo estaba apuntado. Sorprendido, constató que su hijo estaba dispuesto a pelear. No le quedó de otra que hacerle algunas recomendaciones. Dice que la pelea fue todo un show: cada que el oponente lanzaba golpes, Manuel de Jesús se tiraba al piso. Y también fue de una forma imprevista como tras la desaparición de su mascota –un gato– se le impuso Peco, el sobrenombre con el que es más identificado en las peleas. Aún niño en el pueblo se lo veía buscando a su gato Peco. Entonces, los niños y la gente adulta empezaron a llamarlo con el nombre de su mascota.

Luego, como a sus nueve años, hizo una petición a su padre. Quería entrenar Jiu jitsu. Su padre, quien en algún momento lo había retirado de los entrenamientos tras un accidente que metió susto en la casa, tuvo que empezar a entrenar esa disciplina para poder enseñarle. Así empezó con mayor formalidad un trabajo entre padre e hijo. Convencido de que las artes marciales son para la gente con resolución y capacidad a toda prueba, el profesor Santeliz vio en su hijo a una persona capaz y perseverante, porque en esta escuela a la gente se le dice adelante, puedes llegar lejos porque tienes resolución y capacidad, pero si no tiene cualidades, se le dice puedes entrenar para una mejor salud pero sería mejor te dediques a algo mejor. Y en esta parte de la plática, es donde el profesor habla de las derrotas y derrotas que sumó el aún niño peleador Manuel de Jesús en sus primeros tres años de pelea. Dice que su hijo el campeón sabe lo que es salir derrotado en una pelea, porque en un principio se le enseñó a conocer lo que es derrota. Cuando a alguien le enseñas sólo a ganar, el día que pierde se desanima.

Fotos: Javier Vázquez

Dice Manuel de Jesús que hubo momentos que ya no quería subir al cuadro a pelear porque sentía que sólo sería para perder. Pero su padre lo animaba, le decía pelea, algún día te cansarás de perder y sabrás realmente lo que es ganar. Y sí, llegó ese momento. Su primer triunfo fue en Campeche. En ese certamen, un abierto nacional de Taekwon-DO, le pusieron de oponente a una muchacha de 22 años. Ganó Manuel, así como ha ganado en otras peleas que se han realizado en distintas partes del país y en Centroamérica. En Guatemala obtuvo bronce en el Campeonato Panamericano WKC 2019. De este país centroamericano el profesor Santeliz rememora que tras el triunfo de uno de sus alumnos en 2014 los tuvieron que sacar escoltados, porque una turba quería lincharlos. Algo parecido ocurrió en El Salvador: alguien que supo que iba perdiendo su país, trazó casi una carretera en el coche de la persona que había trasladado al equipo chapaneco. El profesor Santeliz y sus alumnos abandonaron el lugar bajo una tormenta de insultos y artefactos.

Delgado, alto y de hablar suave, con cierta apariencia de timidez en la primera impresión, a sus 19 años Manuel de Jesús Santeliz, inscrito ya a una carrera universitaria, suma no pocas anécdotas que acrecientan su fama en el pueblo que gobierna a un municipio de más de 60 mil habitantes y que basa su economía en el comercio y en la ganadería. Un día fue a presenciar una competencia en un municipio vecino: estaba en la grada cuando fue su padre a buscarlo para animarlo a que entrara a pelear con un contrincante mayor que él y de otro estado. Dicen que le acomodó una tunda a su oponente. El perdedor empezó a difundir por la zona que le habían robado la pelea. Le dieron la revancha al año y le ganaron de nuevo. En otra ocasión, un español perdió la calma en una pelea en el centro del país y acomodó una patada a Manuel ya fuera del combate y el chiapaneco correspondió con un golpe. Hubo jaloneos entre los seguidores de ambos, pero terminó ganando Manuel.

Y cuentan padre e hijo que una de sus peleas memorables fue con el inglés Elijah Everill, ante quien perdió en la final el Campeonato Nacional WKC México 2019 en julio pasado. Ese encuentro con el considerado mejor peleador de sport karate y kickboxing, y como diez veces campeón mundial, fue en la Ciudad de México. Esa vez, apenas terminó la pelea Manuel reconoció la derrota y lo publicó en sus redes sociales. Y ahora, en la escuela de su padre, habla con respeto de la calidad de peleador que es Elijah. Joven que se dice equilibrio de su padre y su madre Laura Cantoral, porque conjunta la perseverancia de ella y la constancia y no conformismo de su padre, también confiesa su sueño: quiere ser el mejor peleador de Savate en el mundo. Siente que es su fuerte. Y cuando alguien comenta que a Manuel de Jesús se lo ve ancho y rudo en los combates, su padre, quien en 1998 fue campeón de abierto internacional de Whushu en Jalisco, asiente con orgullo que su hijo en la pista de pelea es un peleador musculoso y rápido. Es un campeón que primero supo aprender a perder para saber ganar.

 

 

 

 

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí