Sitio de baile: una terraza con vista a un templo ortodoxo.

Es en el centro de Tuxtla Gutiérrez.

Desde subiendo las escaleras ya se escuchaba la música que recuerda a la época dorada del Hip Hop.  Este es el tercer piso. Unos jóvenes vestidos de manera casual y uno que otro con un short tipo deportivo. Algunos bailan  y apuro la cámara para captar los pasos.

Frente a ellos se desmoronan mis prejuicios sobre esta disciplina de baile que surgió en los 70 en Brooklyn y llegó a México muchos años después. Imaginaba al Break dance con giros a lo loco y patadas tipo Bruce Lee, pero aquí hay un chico que gira con precisión y realiza acrobacias con facilidad. Otro, llamado Michell, su cuerpo se mueve como si ignorase sus propios huesos y articulaciones: pasa una de sus piernas sobre otra y gira con la ligereza de una pluma.

Contagia la sencillez con que se mueven.

Con cámara en mano, he llegado a este lugar, uno de los barrios más viejos de la capital de Chiapas, con varias preguntas, mismas que estuve repite y repite mientras esperaba a uno de los jóvenes encargados. A Ricardo Alegría lo conocí junto con Gilberth Farrera en San Cristóbal de Las Casas, a 50 kilómetros de esta ciudad, en un evento cultural abierto al público y de participación libre.

Esa tarde tuvieron poca suerte para hacer una exhibición. Lo opaco del día esa vez dio paso a una lluvia que mojó el piso, pero aun así en cuanto pudieron Ricardo y su esquipo, quienes captaron mi atención de entre toda la oferta artística, sorprendieron al público con una demostración. Ese día ellos abrieron su participación con “Somos bailarines de Break dance”.

Hoy sigue la música. En el amplio espacio cada uno de los siete bailarines presentes realiza sus propios pasos, estilos que se definen como Pilot Freeze, Baby Freeze, Footwork. Todo un banquete visual.

Alegría, miembro de Poison Crew, su templo de la danza social, cuenta que su llegada al mundo del Break Nance nace por el interés de probar nuevas cosas. Dice que le tiene amor al Break Dance porque le permitió superarse, le abrió las puertas para conocer nuevas personas, salir de los problemas y llevar su cuerpo al límite. Su filosofía es cree en ti mismo y no hay obstáculo físico para aprender Break dance.

Y Michell relata que su interés por el arte del Break dance nació en Villaflores, donde observando a unas personas haciendo esto no se aguantó las ganas y se puso a practicarlo. Posteriormente en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez continuó con la disciplina que le ha permitido conocer a más gente.

Cuenta Gilberth que esta danza le ha permitido conocer personas y no estar como ermitaño en casa, y sobre todo a superar sus límites. El constante perfeccionamiento de sus movimientos le ha permitido participar en eventos en las principales ciudades de Chiapas y en Carmen, Campeche.

De repente se oye la palabra duelo. Duelo de bailes. Crean con el ritmo de la música un espectáculo al estilo Street art.

–Oh.

–No te dejes.

–Dale.

Al final de cada sesión, se estrechan la mano, en señal de respeto.

“Este espacio no es para presumir o alardear, sino apoyarse uno al otro con el fin de crear una hermandad, ya que esto lo consideran un estilo de vida”.

Eso dice Ricardo Alegría.

Y luego, suelta:

Si quieres entrar al mundo del Break Dance, busca un entrenador y sitios que lo practiquen. ¿Pero lo más importante?

–¿Qué es?

–Pierde el miedo y atrévete

 

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